Mou, tiene contrato en vigor hasta 2016, y según confesó, tiene la
intención de sentarse a final de temporada con su "amigo" Florentino
para decidir sobre su futuro inmediato. El paripé parece asegurado
porque presidente y entrenador,los amigos, todos sabemos desde hace bastante
tiempo, que la decisión, independientemente de lo que pase de aquí hasta
final de temporada, está tomada: El portugués no va a continuar siendo el
inquilino del banquillo blanco la próxima temporada, así que la
conversación a mantener será para preguntarse por la familia y por el
destino vacacional elegido por cada uno para desconectar de una
temporada cargada de tensiones.
Atrás han quedado las buenas intenciones de un proyecto duradero para
que Mourinho fuera el capo del club (acordémonos de Valdano) cuatro temporadas más. Esa
ampliación de contrato solo ha servido en la práctica para que los
ayudantes del primer entrenador hayan cobrado más pasta esta temporada
de la que cobraban la pasada. Florentino lo ha soportado todo con la
esperanza de la "Décima". Ha aguantado los desplantes de Mou y la tensión
insoportable a la que somete a la institución (quién genera la tensión, no obtiene beneficio, fueron las palabras de Florentino). Ha tenido el presidente
que tragarse su orgullo cuando el entrenador ha decidido pasar
olímpicamente de la cantera, a pesar de que la intención del club cuando
se firmó el nuevo contrato era que el portugués lo controlara todo,
chavales incluidos.Presidente y entrenador, sabido es que no son amigos (a pesar de los abrazos y apretones de mano públicos), y seguramente no tengan porqué serlo. Si realmente Mou y Florentino fuesen colegas no habría que pactar una indemnización para facilitar una salida y olvidarse de lo firmado. Bastaría un apretón de manos como buenos amigos, fundamentalmente teniendo en cuenta que los dos quieren lo mismo: que termine la temporada, a poder ser con la "Décima" en el museo blanco, y que cada uno continúe el camino por su lado. El madridismo no va a entender en los tiempos que corren que se tenga que pactar una indemnización para la salida del técnico cuando en realidad es un acuerdo entre las dos partes. Pero en el fútbol profesional no hay amigos, solo derroche de dinero ajeno y es difícil ver a alguien que perdone un euro. Si, como parece claro, las dos partes están de acuerdo en seguir por separado, no se va a entender que se le pague un pastón a un entrenador que no quiere cumplir su contrato y que es incapaz de mostrar felicidad cuando le preguntan por su puesto de trabajo.
Habrá que estar atentos para ver como se vende finalmente la salida del entrenador, sobre todo si al final se logra el objetivo de ganar la "Décima", pero la decisión está tomada y es bilateral. Será la última reunión de dos amigos, reunión en la que le va a tocar pagar al mismo de siempre...Es una amistad viciada e interesada.
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