7 de abril de 2022

Carletto encuentra el camino

 

 Stamford Bridge, casi un año después, volvía a acoger un duelo entre Real Madrid y Chelsea. El tiempo ha pasado por ambos (unos ya no tienen tantas bajas y los otros no son tan sólidos), pero no lo suficiente como para mantener los mismos argumentos: los de Ancelotti no habían perdido ese feeling especial e histórico con la Champions League, y los londinenses seguían presumiendo de ser de los pocos equipos que nunca han perdido contra el Madrid. Pese a ello, el Chelsea, mediante su enorme energía, parecía el único equipo que quería hacer valer sus argumentos bajo la incansable lluvia londinense. 'Despertad, que esto ha empezado', parecía reclamar Benzema a sus compañeros mediante un gesto.

 La forma de entrar en el partido de los de Ancelotti estaba clara. Era imposible igualar la intensidad del Chelsea, por lo que lo inteligente era por aprovechar la extraordinaria calidad de los futbolistas que tantas alegrías le habían dado. Así, buscando una salida de balón limpia, consiguieron amenazar con la potencia de Valverde y la habilidad de Vinicius, que estrelló el balón en el travesaño. Ese aviso fue un preludio de lo que vendría, una vez más, por el nivel de los futbolistas blancos. Con una simple pared, Benzema y Vinicius desarbolaron la defensa rival, finalizando el francés con unremate espectacular. Luego, tres minutos después, un buen centro de Modric fue suficiente para que Benzema bailase a su par y anotar su doblete, su quinto gol en sus última hora de juego en Europa si sumamos el hat-trick ante el PSG. El Madrid había despertado enrabietado.

 Ese arreón de buen fútbol y pegada lo consiguió apagar el Chelsea casi de inmediato. Aunque no acababan de tener ocasiones claras, poco a poco fueron ganando metros, maximizando el beneficio de su presión ante un Madrid que no salía tan fácil. Pese a ello, los de Ancelotti estaban cómodos, instaurados en una falsa sensación de seguridad que nunca es buena compañera de viaje en Europa. Havertz, que ya sabe lo que es aparecer en noches importantes pese a su edad, aprovechó la relajación de Carvajal para rematar a placer y recortar distancias antes del descanso. Quizás no hacía falta otra bronca de Benzema, pero sí había que desperezarse nuevamente para evitar un mal mayor.

 Si en la primera parte la reprimenda del delantero francés a sus compañeros fue contenida y contundente, la de la segunda fue mejor. Presionando a Mendy por un balón que no llegaba a nada como solo como lo hacen unos pocos elegidos, Mendy erró en su entrega a Rudiger, poniendo el triplete a Benzema en bandeja nada más salir del vestuario. Con este tanto, además de sumar otro hat-trick a su carrera, aparecieron dos datos que hablan por si solos: es el primer jugador en la historia del Madrid en meter seis goles seguidos en Champions League y el jugador que ha metido 10 de los últimos 11 goles de los suyos. Poco más se puede decir de Benzema y pocos argumentos pueden quedarle a sus detractores.

 Mientras el Chelsea lo intentaba de todas las maneras posibles, el Madrid aguantaba el temporal (literal y metafóricamente) de Stamford Bridge, encontrando en el cronómetro a su mejor aliado ante la desesperación de Tuchel. Cuando conseguían superar la defensa, Courtois aparecía para evitar que se moviese el marcador. Poco podía hacer el Chelsea, dejando que los cánticos de júbilo de los madridistas inundasen el feudo rival. Tal era el nivel de optimismo que Bale, tras todo lo sucedido en las últimas semanas, tuvo minutos. Con el pitido final, llegó la guinda para el Madrid, bailando al son de Benzema en una noche lluviosa en Londres para poner pie y medio en semifinales de Champions League.