Hace tiempo que tanto Real Madrid como FC Barcelona convirtieron lo extraordinario en normal. Las abismales diferencias presupuestarias con el resto de equipos del campeonato nacional otorgan a ambos clubes una superioridad abrumadora sobre unos competidores, que ganar se puso muy barato. Arrasar semana tras semana pasó a ser una cosa no sólo asumible, sino exigible. La Liga pasó a ser una cosa de dos. Exclusivamente de dos. Así era como se había decidido montar el tenderete. Enfrentarse a equipos que antaño hubiesen exigido redoblar esfuerzos para obtener algo positivo ante ellos pasó a convertirse en una tarea sencilla que apenas requería de un mínimo potencial para madridistas y culés. La consecuencia inmediata fue clara: los dos gigantes empezaron a coleccionar goleadas a favor con una prodigalidad pasmosa. Y todo con un rendimiento natural, sin forzar la máquina, cumpliendo el expediente en espera de mayores empresas.
Madrid y Barcelona, relajaron sus costumbres, disfrutaron de caminar descalzos sobre la fina arena templada de la
mejor playa caribeña, porque las exigencias reales eran mínimas, casi
inexistentes. La tensión se alivió hasta mínimos inconcebibles porque la
competición local, salvo casos muy aislados, dejó de ser exigente con
ellos. Sin embargo, el nuevo escenario liguero iba a traer consigo una
consecuencia indirecta en la competición continental.
Madridistas y azulgranas, acostumbrados a pasear por la
agradable arena playera, perdieron la costumbre de caminar sobre la
roca y las piedras. Se acostumbraron a no quitarse las zapatillas y el
batín, y se les olvidó atarse las botas. Se olvidaron de competir al
máximo nivel porque apenas lo necesitaban, porque casi nadie se
lo exigía de manera regular. Por eso, cuando la competición europea
comenzaba a ponerse firme, cuando aquellos equipos a los que Real Madrid
y Barcelona, no multiplican por diez sus presupuestos, llegaron para
plantar cara a los dos colosos nacionales, las vergüenzas de estos
comenzaron a quedar al descubierto. Empezó a ser necesario algo más que
presentarse y estampar la firma en el acta del partido para salir
airoso.Puede que las severas derrotas de Barcelona y R.Madrid en los partidos de ida de las semifinales de la Champions League, sean simplemente fruto de la casualidad o de un simple mal día, no vamos a obviarlo. Pero puede también que el modelo futbolístico español necesite revisar alguno de los convencionalismos que los rigen (supremacía mediática absoluta de los dos gigantes, reparto de beneficios de los contratos televisivos…). Puede que las consecuencias indirectas de haber matado todo atisbo de competencia en el torneo liguero, tengan más peso del que en un principio pudiera dársele.
Hola EA7,
ResponderEliminarbuen artículo,
sin duda que el reparto de los dineros de la Tv debería ser equitativo y no ponderado para así favorecer la competitividad de la liga española; tan sólo añadir que el hecho de que el Málaga estuviera a 1 minuto de pasar a semis abre el debate de que puede haber otros factores para que ambos equipos hayan tenido el bajón a final de temporada, quizás un sobre-esfuerzo desde enero, pocas rotaciones, los altibajos de cada equipo...
Sin embargo aún quedan 90 minutos en casa y en fútbol todo puede ser.
No obstante espero que ésto no repercuta en la Selección Española y sigamos levantando copas; aunque la de Confederaciones se puede perder porque está gafada, el campeón nunca ha ganado después el Mundial; tenemos que seguir en lo más alto del fútbol mundial.
Saludos y buen fútbol español, CeLerma
Que se puede esperar de un colega del Racing? Solamente elogios, Gracias, es una forma de ir matando el tiempo.
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