El partido de la reivindicación del Balón de Oro para
CR7, tuvo un héroe inesperado:
Álvaro Arbeloa. El defensa brilló en tareas ofensivas y, por una noche, se ganó los focos que en el Madrid monopolizan los
BBC. Hubo algo de justicia en la reivindicación de
Arbeloa. Sus
críticos le reprochan que no aporta mucho en ataque, pero ante el
Galatasaray se destapó con un gol (que pudieron ser dos), una asistencia
y penalti que el árbitro escocés
Collum no le concedió. No está mal para un futbolista al que, entre otras cosas, le han llegado a llamar
'cono'.
Arbeloa ha pagado, y sige pagando, el haberse alineado con
Mourinho
durante la etapa del portugués en el
R.Madrid. Es de esos jugadores que anteponen el interés colectivo al
individual. Lo hace en el campo, donde no le importa jugar de lateral izquierdo, e
incluso de central, y fuera de él, donde se ha ganado a una buena parte
del madridismo gracias a su discurso coherente, valiente, alejado de los
tópicos de la corrección política.
Arbeloa dice lo que piensa, no lo que
los guardianes del pensamiento quieren oír. Y eso, algunos no se
lo perdonan.
En la segunda parte,
Arbeloa fue el héroe casual. De repente, en medio de esta mejoría blanca, apareció un extraño, alguien con el que nadie contaba
. Lo hizo luciendo el dorsal
17, el de
Arbeloa. Y es que el lateral hizo lo que no se le recuerda en el Real Madrid, convirtiéndose en el mejor delantero
de
su equipo. Marcó, provocó un penalti no pitado y a punto estuvo de
lograr el tercero de su equipo y el segundo de su cuenta personal.
Insólito. Aparecía por todos lados, teniendo tiempo incluso de asistir a
Di María en el minuto 63, que decidió reivindicarse
en la celebración de un gol que llega en el peor momento de la temporada del argentino.
Pero él,
Arbeloa sabe que su misión no es
esa. Que para el equipo es más importante 40 metros más atrás, sellando
con oficio y competitividad la banda derecha de la defensa blanca (y de
la selección). No en vano, se trata de un futbolista que ha sido capaz
de anular, entre otros, a
Robben y
Ribéry.
No está mal para un
'cono'. Un jugador que siempre habla en el campo. Y
que, cuando lo hace fuera, pone el escudo del Madrid por delante de
todo y de todos. Hasta de sí mismo.
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