Fue el Real Madrid a San Mamés a enfrentarse al Bilbao por los cuartos de final de la Copa del Rey, y se estrelló. Porque no es fácil jugar allí, porque siempre hay una debilidad en el que parece 'invencible', el Bilbao parece haber nacido para dominar en este tradicional torneo.
Un gol en el minuto 89 sentenció a un equipo de Ancelotti que no logró nunca acomodarse, pareció lento y cansado, sufrió en esta plaza su primer revés en el regreso del italiano: derrota 1-0, justa y merecida. Pero ojo, que no todos los partido, solo porque se juegan allí, salen buenos. El Bilbao - Real Madrid es un claro ejemplo. Un equipo que espera, y otro que se cansa de estrellarse contra la barrera, resumen este duelo de cuartos de final, que en los 90 no fue precisamente un dechado de virtudes.
La mejor opción del arranque, por ejemplo, fue un intento de Dani García a los 8 minutos que salvó con lujo Courtois. El 'todo poderoso' Madrid se acordó del arco rival a los 27 minutos con un tímido intento de Rodrygo. Y pare de contar. El momento del partido fue la revisión de un posible penalti, que no fue, por mano de Nacho. A los 80 minutos, ya sin Raúl García en el campo, daba la primera ventaja el Bilbao a su rival, pero Casemiro, desperdiciaba la opción de evitar la prórroga: la tiró al cuerpo del portero. Ya todo apuntaba a la prórroga, hasta que llegó Berenguer y soltó un trallazo, al que, por mucho que se estiró, no llegó Courtois. ¡Un auténtico golazo!, ¡Hermosa definición, y a un minuto del final!, ¡Inmerecido para un partido mediocre! Todo lo tuvo el tanto que supuso un 'batacazo' en la Copa.
Todo estaba escrito para la felicidad del local, en una Copa del Rey, sin el Barcelona, sin el Atlético de Madrid, y ya, sin el Real Madrid.
¡Así NO, Ancelotti!
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