Emery no quiso desvelar nada de su once, en el que las dudas pasaban por el centro de la defensa, donde los brasileños Thiago Silva y Marquinhos se repartian dos puestos; y por el pivote del centro del campo, que tras el mal partido de ida del argentino Lo Celso recaia en un jugador más veterano, el italo-brasileño Thiago Motta. El Real Madrid , 'Rey de Europa' con la conquista de doce títulos, se resiste a encaminarse a un fin de ciclo y apela a su verdadera cara en su competición preferida para reconducir una temporada repleta de irregularidad. Todo queda en el olvido cuando suena el himno de la Champions League y sus jugadores se transforman.
Pitó Brych y empezó el duelo. Entre la humareda de las bengalas y el ruido del Parque de los Príncipes salió valiente el Real Madrid, que tenía la pelota y apretaba arriba al PSG. Muy, muy arriba. No hubo arreón del equipo de Emery ni nada parecido. Sólo un partido de fútbol que manejaban los blancos. Asensio y Lucas hacían ancho el campo y al PSG no le duraba un suspiro la pelota. Los de Emery se sentían huérfanos de Neymar cuando tenían el balón. Se lo pasaban buscando al bueno, pero el bueno no estaba. Una contra con un magnífico pase diagonal de Asensio dio en los pies de CR7, que asistió a Benzema, pero se durmió y su disparo se estrelló contra un atento Verratti. El PSG lo fiaba todo al velocísimo Mbappé, que provocó una falta de Casemiro en el minuto 25 después de una galopada vertiginosa. La colocó Di María y la desvió metiendo la cabeza y el alma el capitán Sergio Ramos. Fue una acción aislada porque el Real Madrid siguió dominando la pelota, el juego, el partido, el escenario, todo.
Reanudóse el duelo con un PSG redivivo, frenado en su ímpetu inicial por las bengalas de sus ultras. Un disparo de Motta se fue a las nubes y respondió CR7 con un soberbio cabezazo que lamió el palo izquierdo de Areola. El partido, definitivamente, se había puesto de ida y vuelta. Y en el intercambio de golpes el que pega más fuerte siempre es el Real Madrid. Fue una galopada terrible, memorable, poderosísima de Asensio, que le birló la cartera a Dani Alves y se reencarnó en el caballo de Atila. Luego frenó y se transformó en Magic Johnson para asistir a Lucas Vázquez. La jugada no acabó ahí, porque el gallego levantó la cabeza, vio a CR7 y se la puso en la ídem. Cristiano, como siempre, no perdonó y puso el 0-1 en la humareda del Parque de los Príncipes.
Asensio rozó el 0-2 después de una fantástica jugada coral en la que participaron Benzema y Marcelo. Del 0-2 pasamos al 1-1 en una acción confusa, llena de rebotes y carambolas como un pleno de podemitas, que acabó rebotando contra la rodilla de Cavani. El Real Madrid, que tenía el partido a su merced, ponía un punto de incertidumbre al duelo. Zidane ya tenía a Kroos sobre el campo para dar descanso a un desfondado y acertadísimo Kovacic y metió también a Bale por Benzema, no sin que éste fallara antes su enésima ocasión en un mano a mano con Areola. El partido estaba en los pies del Real Madrid y el 1-2 sólo era cuestión de tiempo. Lo marcó Casemiro después de una jugada enredada y con varios rebotes. No fue un gol bonito, pero sí muy merecido.
Fue un partido memorable. Un repaso histórico. Una tremenda lección de fútbol de un equipo, el Real Madrid, que estuvo a la altura de su leyenda en la Champions. Zidane eligió un once valiente y los futbolistas del equipo blanco demostraron al mundo quién manda en la mejor competición jamás inventada por el hombre. Trituró al PSG, que pareció un equipo menor y al que sólo le quedó arrodillarse ante el indiscutible 'Rey de Europa': su 'Majestad el Real Madrid'.
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