El 'Bicho' se fue a su casa con el balón del partido firmado por todos sus compañeros.
Carvajal fue un rifle de repetición. Regaló el primer tanto en un centro de medio pelo, que el toque en Arnold, mejoró decisivamente, y forzó el córner en el que, el 'Bicho', hizo el segundo, de un certero cabezazo en el primer palo. Su partido hizo aún más inexplicable la titularidad de Danilo en Alemania.
Marcelo también andaba bailando a los lobos por la izquierda, doblando a Benzema, que le cedió durante largos tramos del choque el papel de ariete a CR7, y se acostó con sentido en la izquierda. En menos de una semana, el Wolfsburgo, pasó del estado sólido al gaseoso, acobardado en su área, asomado al abismo a la espalda de sus centrales.
Dicen de Cristiano que sólo piensa en sus goles, no estoy dentro de su cabeza. Lo que sí sé, es que sus goles, son los goles del Real Madrid. Así que pónganme un egoísta de estos en mi equipo siempre, porque el día que un partido lo gane el que más regates haga o más asistencias dé, hablaremos, pero por ahora, aquí cuentan los goles. Y en marcarlos nadie iguala a Cristiano. Ni Luis Suárez, ni Lewandowski, ni Ibrahimovic, ni Aubameyang, ni el Kun. Nadie.
El problema con Cristiano es que, a fuerza de verle marcar casi a diario, lo extraordinario ha dejado de parecer lo que realmente es: algo fuera de lo habitual. Y extraordinario es que 360 goles después, le discutan su liderazgo, sus méritos, o pidan venderle. Como si hubiera alguien capaz de igualar esas cifras, con 25 años o con 50.
Otro rasgo que le hace extraordinario es que no quiere parar
nunca. Algo que hemos convertido, primero en normal, y luego en un
defecto. Criticar a este hambre, es criticar la esencia del Madrid. No hay
partido menor, no hay rival pequeño, no hay disculpa, no hay rendición
posible. Es insaciable. Es, "El 'Bicho' CR7".
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