Si con Pellegrini tuvimos el 'Alcorconazo', con Zidane tenemos el 'Pepinazo'.
El Leganés alcanzó, con un recital de equipo en el Santiago Bernabéu, las semifinales de la Copa del Rey por primera vez en su historia, remontando la eliminatoria a un Real Madrid en 'caida libre', sin lucidez, que se dirige al abismo con Zidane incapaz de reconducir un equipo perdido. Al Real Madrid nunca le habían remontado en su estadio una eliminatoria
copera tras haber vencido en la ida, pero al actual, en plena 'caida libre' sin freno, cualquier rival tiene capacidad para golpearle
con dureza e instalarla en la duda.
La trayectoria del Real Madrid en Copa del Rey no podía ser más extraña en el Bernabéu y la remató. Sin la jerarquía a la que estaba obligado ante rivales de otras divisiones
como Fuenlabrada o Numancia, con dos empates sonrojantes, la historia
se repetía en cada eliminatoria. Victoria en la ida a domicilio y a
jugar con fuego en la vuelta. Frente al primer rival de primera,
repitió los males y en esta ocasión los pagó caros. El técnico reforzaba el llamado equipo 'B' con Ramos, Isco y Benzema, pero
el contraste de ilusión era un golpe de realidad para la grada del
Bernabéu que este curso asiste a un inacabable examen de
paciencia.
Con Asensio desaparecido, como en Butarque hasta que salvó su partido
con un gran gol, fue Isco el que intentó echarse al Real Madrid a sus
espaldas. A Benzema se le examina en cada acción, por milímetros no
llegó a un centro que buscaba su cabeza. Lo único de peligro madridista
en un primer acto en el que ni tiró a portería rival. El Leganés se fue creyendo sus opciones.
Con el duelo más abierto que en la ida, a su esfuerzo le comenzó a
poner llegadas con criterio. Buscando la velocidad de Amrabat, probando a
Casilla con un disparo lejano de Brasanac y un testarazo Gabriel, libre
de marca en un saque de esquina. Claro síntoma de concentración que se
extendió con una jugada desgraciada recién pasada la media hora de
juego. Achraf cedió con duda el balón a Nacho
que se escurrió. Eraso robó y con metros para correr para plantarse
mano a mano ante Casilla, optó por el disparo lejano, repleto de
confianza, y lo colocó en la escuadra. Un golazo que resucitaba la
eliminatoria. Un nuevo partido a contracorriente del Real Madrid en el
Bernabéu. A diferencia de lo ocurrido ante el Dépor, sin Bale ni CR7, no hubo reacción.
El equipo pedía un líder mientras las dudas devoraban al equipo blanco y
Beauvue rozaba la escuadra con una tijera para cerrar el primer acto.
A los dos minutos de la segunda parte llegaba el reencuentro de Benzema con el gol. Desde el
25 de noviembre no marcaba pero no le temblaba el pulso cuando tras su
buen movimiento al espacio, recibía el pase de Lucas Vázquez y picaba con calidad el balón a la salida de Champagne. Todo estaba a favor del Real Madrid superado el susto. Su juego era a impulsos de individualidades ante
un ejemplo de bloque trabajado, equipo de autor el de Garitano, que
volvió a golpear con la potencia del testarazo de Gabriel a un córner de
Eraso, con toda la fe del mundo, como la del Leganés.
En el nuevo escenario el Real Madrid estaba obligado a marcar o se despedía de la segunda competición de la temporada
tras su debacle liguera. En la mente de todos se presentaba Bale y su
estado de gracia actual, al que Zidane dejó en la grada de forma
incomprensible. Entraban Carvajal y Modric como primeras soluciones. Los que estaban
debían arreglar el desaguisado ante un Leganés tan bien posicionado que
evitaba las llegadas. Mayoral aumentaba la presencia ofensiva por un
Isco que se marchaba enfadado, y cansado de ser sustituido cuando es
titular.
El milagro debía llegar en los últimos minutos, pero Champagne respondía con firmeza en las dos acciones en las que le probaron. Dejó un paradón a Benzema, solo para marcar como si de un penalti se tratase tras pase de Lucas Vázquez. Otro centro suyo lo remataba Mayoral rozando el palo y un testarazo de Ramos lo sacaba el portero de un Leganés, que contó cada segundo del final achicando en su área ante la desesperación de un Real Madrid a la 'deriva', sin opciones en Liga, eliminado de la Copa y jugándose toda la temporada a una carta: el PSG en la Champions. De tocar el cielo sintiéndose invencible y campeón del mundo, a una crisis en 'caida libre', o lo que es lo mismo, del 'Alcorconazo', al 'Pepinazo' .
El milagro debía llegar en los últimos minutos, pero Champagne respondía con firmeza en las dos acciones en las que le probaron. Dejó un paradón a Benzema, solo para marcar como si de un penalti se tratase tras pase de Lucas Vázquez. Otro centro suyo lo remataba Mayoral rozando el palo y un testarazo de Ramos lo sacaba el portero de un Leganés, que contó cada segundo del final achicando en su área ante la desesperación de un Real Madrid a la 'deriva', sin opciones en Liga, eliminado de la Copa y jugándose toda la temporada a una carta: el PSG en la Champions. De tocar el cielo sintiéndose invencible y campeón del mundo, a una crisis en 'caida libre', o lo que es lo mismo, del 'Alcorconazo', al 'Pepinazo' .